miércoles, 20 de febrero de 2008

Cielo y suelo

Baja escaleras para ver,
las baja para volver a ser
el mismo.
Desciende de los cielos para conocer
a los niños amigos,
fuera de su estilo,
libre de su poder,

fugitivo del mal.

Se encuentra debajo
y nuevamente sube al sol,
erige su postura,
rige su figura
de acción,
la que todos observan
y los niños esperan.
Cumple su promesa,
siempre regresa su voz.

Procura no olvidar
pero no puede acabar
con tanta adicción.

Pretende escapar,
desea no necesitar
tanta acción.

Suben su mirada y la fijan en él,
envidian su poder,
quieren su piel.

Pero yo noto el error;
el ángel no es ángel sin cielo
y el único cielo es amor.

(Y el amor nunca tomó vuelo,
siempre con nosotros descansó
en el suelo.
Y A.M. jamás lo entendió,
mas tal vez funcione
su desvelo
por vivir dos mundos y llenar dos vidas:
amigo nuestro y nuestro
el anhelo.)

jueves, 24 de enero de 2008

Dios

Si en mí podés confiar esta vez no sé.
Si yo tenía un Dios, hoy por vos lo dejé.
Si era inmune a tus palabras, presa de su piel de papel,
me temo, mi amor, por un rumor lo traicioné.

No puedo decir que las verdades callé,
en realidad, ni siquiera lo intenté.
A Celestina con mis amigos jugué
y como mal marionetero, mal también terminé.

Ya me pregunto, ¿ahora qué?
Ahora sólo te consolaré,
aunque no prometo nada; exploté.
Fue tuyo como siempre, como la primera vez.

Y tuyo morirá, un recuerdo vivo,
un miedo impotente a lo que pudo haber sido.
No había solución, no había desvío;
sólo yo, no mi Dios, sólo tu amigo.

miércoles, 23 de enero de 2008

Quién

¿Quién pensaría
que escribiendo sobre vos me encontraría
sin el sol todavía
pero la noche ya escapó?

¿Quién pensaría
que tu alma no es la mía,
que si fuimos uno algún día
hoy somos dos?

¿Quién pensaría
que tus voces ya no oía,
que no era yo quien más te conocía
y recién ahora tendría razón?

¿Quién pensaría
que hoy me lastimarías
y que yo al amanecer me encontraría
escribiendo sobre vos?

martes, 22 de enero de 2008

Amarás hasta más no poder amar

Todavía te recuerdo y me recuerdo,
lejos, cuando no te conocía.
Eras sólo una sesión de fotos
y lograba amarte a escondidas.
Rojo, el fuego de tu pasión.
Tu pelo rojo, tu actitud, tu falta de temor.
Tu fuerza sin caprichos,
el saber que eras más fuerte que la vida misma,
o por lo menos lo suficiente para soportarla.
Pero no era eso lo que pasaba;
vos la amabas, vos la disfrutabas.

Nunca alguien tan enamorado de la existencia,
te relajabas en los pequeños detalles
que te hacían más feliz y más rojo.
Quizás algún día tu cabellera me queme
y jamás pueda olvidarlo.
Tu énfasis en el caminar,
la habilidad de seguir andando.

Ni un paso atrás, mas dos adelante.
Coleccionando memorias y recuerdos,
tu alcancía de anécdotas nunca va a quebrarse.
Ganando amigos, confianza y valores,
únicamente vos alcanzarás el paraíso.
La utopía pertenecerá
a quien más la quiso.

Y no descansarás;
dormir es para los débiles.
Te recostás en hilos tenues,
lazos eternos de vieja y nueva bondad.
Tu sueño va a cumplirse, lo sé,
amarás hasta más no poder amar.